Una landing page es una página dentro de un sitio web a la que no se puede acceder mediante los menús de navegación clásicos de cualquier web, sino que aterrizamos en ella (como su nombre indica en inglés) después de hacer click en un link externo. Se caracteriza por tener un único objetivo: lograr que el usuario realice una acción determinada deseada por el anunciante.
En márketing online, cuando un usuario realiza esa única acción que propone la landing page, se dice que está convirtiendo. Una conversión puede ser llamar a un teléfono, rellenar un formulario o registrarse, hasta descargar un archivo, compartir un contenido en redes sociales o hacer una compra online. En definitiva, es cualquier acción que deseamos que el usuario realice en nuestra web mediante una call-to-action (llamada a la acción), es decir, un mensaje o frase que persuada a llevar a cabo esa acción, como por ejemplo “llama ahora”, “solicítanos información” o “cómpralo”.
Dado que el único objetivo de una landing page es convertir, es recomendable que la página no permita navegación global dentro del sitio web, ya que poder acceder a otros apartados crea la sensación de que podemos abandonar la página fácilmente. Una landing page limita al máximo las opciones del visitante y lo conduce a la única meta que existe en ese espacio: la conversión.
Una landing page puede tener diferentes estructuras, dependiendo del criterio del desarrollador web y de la naturaleza del producto y su marca. Hay ciertos elementos que son comunes a cualquier landing page:
La estructura clásica también incluiría una enumeración de beneficios del producto y sus características, un formulario e incluso algun vídeo, testimonios de usuarios sobre el producto y botones para compartir en redes sociales (ver estructura en la imagen del inicio de este post).
Es recomendable ser muy sintético: hacer frases cortas, insertar símbolos en las enumeraciones, destacar palabras con negritas para que sean más fáciles de leer y acompañar las características con imágenes. Sólo así interesaremos al visitante sin aburrirlo y llegará a nuestra meta: la call-to-action. La credibilidad también es fundamental: destaca sólo la información que te beneficie, pero no la exageres, porque se nota en seguida, y en internet todo se sabe.
Es muy importante que si el usuario debe rellenar un formulario para responder a la call-to-action sólo le pidas información fácil e imprescindible: facilítale las cosas o éste podría cansarse antes de rellenarlo entero y abandonar la página cuando estaba a punto de convertir. Usa el sentido común: ten en cuenta tus experiencias como cliente y no esperes que los demás se comporten de manera diferente a como lo harías tú.
Ahora que hemos definido qué es una landing page y cuál es su único objetivo, nos podemos hacer a la idea de lo importante que resulta el hecho de que estén adaptadas a dispositivos móviles. Según una encuesta que presentó en octubre el Instituto Nacional de Estadística sobre “Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación en los Hogares”, cerca del 80% de los usuarios acceden a internet mediante sus dispositivos móviles. Por este motivo debemos pensar que hay una elevadísima probabilidad de que un usuario llegue a nuestra landing page a través de móvil o tablet.
Si ya es molesto tener que ampliar y reducir el contenido de una página no adaptada en la pantalla del móvil al leer, por ejemplo, una noticia en un periódico digital, suponer que los usuarios se molestarán en buscar por la página una call-to-action cuando navegan por internet desde su móvil es suponer demasiado. Algunas empresas optan por lanzar aplicaciones para instalar en el móvil, pero desde la lógica del márketing no es recomendable en la mayoría de casos: como pasa con los formularios antes de una call-to-action, añadir pasos y obstáculos en el proceso de conversión sólo incentiva al usuario a abandonarlo a medias. Debemos ponérselo fácil, todos somos personas ocupadas.
Para acabar de ilustrar qué es una landing page, os dejamos 10 ejemplos efectivos: