Todos hemos oído aquello de “una imagen vale más que mil palabras”. Ocurre cuando vemos cómo queda unos pantalones en un modelo, cuando vemos una buena imagen de un piso de alquiler o la pinta que tiene una hamburguesa en la carta de una hamburguesería. En el caso de las imágenes para web, además, es literalmente cierto. Aunque unos textos inéditos, relevantes y útiles, además de bien presentados son imprescindibles para convertir el máximo de visitantes en clientes y también para que Google tenga el máximo de elementos positivos para situarnos lo más alto posible en el ránking, lo primero que llama la atención, en sentido positivo o negativo, son las imágenes para web que hemos elegido.
De hecho, el principal factor que incide en alguien que elige una plantilla prediseñada para su web (seguido por la fuente de letra) son las imágenes que se muestran en ella, que son atractivas y bien elegidas en cuanto a temática, encuadre y gama cromática predominante. Luego suele suceder que cuando se cambian esas imágenes para poner otras que se adapten a las necesidades comunicativas de quien necesita la web, la misma plantilla ya no se ve tan bonita, porque no son tan adecuadas como las que se eligieron para vender la plantilla. Al fin y al cabo, la idea del diseñador que la hizo es vender cuantas más plantillas mejor, por lo que suele ser consciente de la importancia que tienen estas imágenes.
En el caso de nuestra web corporativa, debemos aspirar a que nuestros visitantes la encuentren tan atractiva como nosotros vimos aquella plantilla, con nuestras propias imágenes para web. Esto se puede lograr con una serie de pautas que enumeramos a continuación.
Esta es la regla número uno y más importante a la hora de elegir imágenes para web. Si tus fotos no son profesionales tu web no se verá profesional. Hay mucha gente que piensa que hace buenas fotos y que por eso son adecuadas para su web, pero en la gran mayoría de casos no es así. Si una persona no tiene conocimientos de fotografía, y preferiblemente de fotografía para web, raramente sus imágenes serán adecuadas para ilustrar una página que aspire a verse profesional, por simple que sea el negocio.
Lo ideal, porque siempre es útil, es contratar una sesión fotográfica profesional de nuestro negocio, preferiblemente con un fotógrafo que esté especializado en imágenes para web, ya que sabrá el encuadre, la variedad, etc., que suelen funcionar mejor. De esta manera también dispondremos de una reserva de imágenes por si queremos usarlas en redes sociales, en material impreso, etc. En esa sesión es muy recomendable fotografiar a las personas que componen el equipo, ya que genera confianza de un negocio poder poner cara a quien forma parte de él, como nos ocurriría si lo visitáramos en persona.
Una sesión de fotografía profesional de dos horas con unas 20 fotos definitivas puede costar entorno a 300€.
Si no podemos o queremos contratar una sesión específica para nuestro negocio, podemos echar mano de stocks de imágenes. Hay una gran variedad de bancos de imágenes, algunos de ellos gratuitos, cada uno con sus ventajas e inconvenientes.
En el caso de los stocks de imágenes gratuitos tenemos opciones como Unsplash, Pixabay, Life of Pix o Pexels (en este link se enumeran todavía más opciones). Tienen la ventaja, aparte de ser gratuitos, de que tienen fotos sin el toque artificial típico de una imagen de stock. Sin embargo, eso a veces revierte en un efecto contrario, de efecto semiamateur. Además, las imágenes de stock gratuitas, como las suele usar mucha gente, son más fáciles de encontrar en todas partes, por lo que a veces no se ven auténticas. La calidad, por otro lado, no es muy elevada en este tipo de stocks (las imágenes que deben ocupar el ancho de una pantalla web, por ejemplo, deben tener una calidad suficiente para no verse pixeladas). Por último, es muy importante tener en cuenta que muchas imágenes de stocks gratuitos requieren citar la fuente de forma obligatoria.
Los stocks de imágenes de pago suelen tener imágenes para web muy variadas en cuanto a calidades, estilos, formatos, etc., pero hay que saber elegirlas, como explicaremos en los siguientes puntos. Adobe Stock, Shutterstock y iStock son algunos de los mejores bancos de imágenes premium (en este link se enumeran algunos más). Con imágenes de stock de pago bien elegidas nos aseguraremos de que menos gente las tenga y por lo tanto de que nuestra marca se diferencie de otras. Hay que procurar elegir la modalidad de descarga adecuada, ya que algunas imágenes son sólo aptas para un solo uso, otras pueden usarse tantas veces como se quiera y otras sólo pueden usarse con fines editoriales (con lo que no podrían aparecer en una web corporativa cuyo objetivo final es vender una marca y unos servicios).
Los precios de suscripción de los bancos de imágenes premium varían en función de las imágenes que necesitemos. Adobe Stock, por ejemplo, cobra 29,99€ mensuales con descarga de 10 imágenes, mientras que Shutterstock cobra 29,99€ por 5 imágenes sin límite de tiempo para descargarlas.
Uno de los retos de elegir imágenes para web en un stock es separar el grano del trigo. Algunas fotos se ven muy bonitas pero excesivamente retocadas, con efectos extraños o con un encuadre poco natural. Hay que buscar un equilibrio entre un aspecto profesional, no amateur (que a veces se puede encontrar también en los bancos de imágenes de pago), y uno alejado de la antinaturalidad.
Las imágenes de personas posando sonrientes mirando a cámara, por ejemplo, no suelen verse naturales, aunque a menudo mucha gente las use.
A medida que nos sumerjamos en diferentes webs de imágenes de stock iremos viendo las que son más naturales y se ajustan mejor a nuestras necesidades, que pueden ser distintos según el caso.
Si hemos hecho el esfuerzo de contratar imágenes de stock, quedarnos con la primera que hemos encontrado después de introducir los términos de búsqueda será echarnos piedras sobre nuestro propio tejado, porque probablemente eso es lo que hacen las empresas que necesiten fotos sobre lo mismo y no nos podremos diferenciar de ellas.
Elegir imágenes es algo difícil, de la misma manera que no todo el mundo sabe hacer buenas fotos, no todo el mundo sabe seleccionar las más adecuadas. Fijémonos en las webs de las empresas más punteras de cada sector y aprendamos del estilo de imágenes que usan y luego tomémonos el tiempo suficiente para buscar y rebuscar, y si es necesario, descarguemos la versión gratuita con marca de agua para probarla en nuestra web, junto con el resto de fotos, antes de decidirnos a comprarlas.
Hay imágenes profesionales muy bonitas que no funcionan en una página web. La orientación vertical, por ejemplo, raramente se usa, ya que las imágenes deben estar pensadas para pantallas de ordenador horizontales o para móviles en los que las imágenes muy largas requieren desplazar demasiadas veces la pantalla hacia abajo. Tampoco suelen ser adecuadas las imágenes con planos demasiado generales, dado que, salvo excepciones, dificultan al usuario centrarse en un concepto concreto y pueden incluso dispersar la atención.
Este punto es, quizá, el más intangible, y depende mucho de si tenemos gusto o no para seleccionar buenas imágenes. De nuevo, fijarnos en webs que obtienen una elevada facturación, como pueden ser SAAS como Airbnb o Uber, o tecnológicas como Tesla o Apple, puede ayudarnos.
No siempre debemos ser completamente obvios en la selección de imágenes para ilustrar cada tema. En otras palabras, no hace falta que a un texto sobre la infancia lo acompañe un bebé o que un texto sobre el amor lleve asociada a una pareja dándose un beso: la imagen de un dibujo hecho por un niño o la de unas huellas de dos personas en la arena de una playa pueden funcionar muy bien en su lugar.
En contrapartida, hay que tener presente que no todas las metáforas visuales funcionan bien en todas las culturas, por lo que dependiendo de lo amplia y diversa que sea nuestra audiencia podremos usarlas o no.
Las imágenes de personas suelen generar confianza. Una web llena de naturalezas muertas lo tiene más complicado para despertar emociones. Sin embargo, las imágenes de personas deben partir de una selección todavía más acurada que el resto, ya que se asociarán a la imagen de la marca: si la expresión y el aspecto de las personas transmiten confianza, la marca también lo hará, y a la inversa.
También es importante que las personas que aparezcan en la web reflejen a su propia audiencia. Si los usuarios pueden ver algo de sí mismos en las personas de las imágenes sentirán una mayor confianza hacia la marca.
Por supuesto, lo que nunca debemos hacer es suplantar personas reales de nuestra empresa con imágenes de stock de otras personas. Podemos elegir imágenes para web de personas no reales en los apartados que no hagan referencia a personas reales con nombres y apellidos. En esos casos debemos usar imágenes reales, a ser posible hechas por un fotógrafo profesional.
Si hemos elegido una imagen perfecta, seleccionar para una misma página dentro de la web otra con el mismo tipo de encuadre, un contenido similar o unos colores demasiado parecidos entre sí, hará que el conjunto no funcione. De la misma manera, si las imágenes son demasiado dispares en cuanto a estilos, retoques, encuadres, etc., también generará una falta de coherencia visual.
La idea es tener presente siempre el mensaje que queremos transmitir y hacer que las imágenes lo refuercen de forma coherente.
Una de las principales causas por las que una web va lenta y provoque que un gran porcentaje de usuarios que entran en ella la abandonen antes de llevar a cabo una conversión (compra, petición de información, etc.), es por el excesivo tamaño de sus imágenes.
En otro post explicaremos más en detenimiento cómo optimizar imágenes web para que tengan una buena calidad ocupando lo mínimo posible, pero en resumen, hay que lograr que cada imagen web no ocupe más de 200kb, y si es posible, en las imágenes que no ocupan el ancho completo de la pantalla, 100kb como máximo. Hay herramientas online que permiten hacer que las imágenes ocupen poco sin perder demasiada calidad, pero especialmente en los casos en los que partamos de una imagen en alta definición de stock, la optimización debe partir por un tratamiento con un editor de imágenes como Photoshop, ya que procesar imágenes de tanta calidad directamente con una herramienta de optimización no las reducirá lo suficiente.
En Photoshop, debe redimensionarse la imagen a 72 píxeles por pulgada (cuando son imágenes de stock generalmente parten de una resolución de 300 píxeles por pulgada), dependiendo del caso deben modificarse las medidas (cuando la imagen ocupará lo ancho de pantalla el lado más ancho debe ser de 1920 píxeles por pulgada y cuando sea más pequeña, con 1000 píxeles por pulgada en el lado más ancho es suficiente). Finalmente, debe exportarse la imagen con la opción “Exportar para web”, en JPG (o PNG si tiene fondo transparente) a una calidad de entre un 60% y un 80%, dependiendo de la resolución de partida. Adicionalmente, el archivo que salga de esta exportación, puede procesarse con una de estas herramientas de optimización, como tinyjpg.com.
A veces nos obsesionamos con encontrar imágenes espectaculares, pero hay otros recursos interesantes al margen de ellas, como ilustraciones, iconos, fondos de color o de degradado, combinaciones de fuentes de letra, etc. Esto es especialmente interesante en webs de software, institucionales, blogs personales y más. Además, cada vez ganan más terreno los vídeos, también disponibles en bancos de imágenes, aunque a un precio muy elevado comparado con el de contratar un operador de vídeo para un rodaje específico para nosotros.
Si después de leer este post sigues sin tener claro que vayas a elegir las mejores fotos para tu web, no te sientas extraterrestre, es normal; ya lo hemos dicho un par de veces en este post: para seleccionar imágenes para web adecuadas hay que tener un criterio formado a partir de la experiencia y la sensibilidad, y no es fácil.
Si necesitas que te echen una mano, en Sitelabs podemos darte directrices para elegir las fotos adecuadas según tu imagen de marca, o directamente seleccionarlas nosotros y proporcionártelas sin tenerte que dar de alta en ningún stock, gracias a nuestras suscripciones de empresa.